Integración Sensorial​

La Integración Sensorial (IS) es un enfoque de intervención propio de la Terapia Ocupacional diseñado por la Dra. Ayres (terapeuta ocupacional estadounidense) a raíz de sus propias investigaciones y cuyo objetivo es dar respuesta científica a muchos problemas de comportamiento, de aprendizaje y de desarrollo motor. Y lo consiguió anclando las bases dentro de la NEUROCIENCIA.

De este modo, nuestro Sistema Nervioso Central recibe las sensaciones (gustativas, olfativas, auditivas, táctiles, visuales, propioceptivas y vestibulares) para registrarlas, organizarlas e integrarlas para responder a ellas de la forma más adecuada. Por ejemplo, este proceso nos permite abrocharnos un botón de una camisa, hablar con amigos en el recreo o una cafetería, mantenernos en una bicicleta o leer en voz alta un texto.

Todas estas ocupaciones de nuestro día a día, que parecen tan sencillas en un principio, pueden verse realmente afectadas cuando existen desórdenes sensoriales. Por ejemplo, abrocharse un botón cuando existen dificultades de discriminación táctil es realmente complicado o cuando se cuenta con alteraciones de coordinación bilateral es muy probable que montar en bicicleta son de las últimas cosas que harías en tu día a día.

¿A quién va dirigida?

Los desórdenes sensoriales son los responsables de muchos problemas de comportamiento, de aprendizaje o desarrollo motor.  Los expertos (Carte y otros, 1984. Developmental and Behavioral Pediatrics, 5 (4), pp.189-194) consideran que un 70 por ciento de dichos problemas son causados, en modo más o menos directo, por disfunciones en la integración sensorial.

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Sin embargo, no siempre éstas dificultades son resultado de una ineficaz integración sensorial. Por ello, te damos unas serie de claves que pueden ayudar a identificar si puede presentar algún desorden sensorial:

  • Dificultades en tareas cotidianas: evitar cortarse las uñas o el pelo, no le gusta ducharse, vestirse con ropa de manga corta durante todo el año, apretada o evitar remangarse, rechazar mancharse las manos…
  • Coordinación deficiente: tener dificultades para participar en deportes, en bailes, montar en bici, patinar… incluso en leer, escribir o realizar tareas escolares sin necesidad de tener afectación cognitiva o de su “inteligencia”.
  • Nivel de actividad: tanto por un exceso de movimiento como por la evitación del mismo, pueden ser señales de que algo no se está procesando adecuadamente. No parar quieto, no prestar atención a su alrededor, dar vueltas continuamente o, por el contrario, responder lentamente, pueden parecer personas “vagas” o que se cansan mucho pueden ser ejemplos de ello. 
  • Retraso en el lenguaje o en el habla: a veces, tardar en decir las primeras palabras o en la conexión con su entorno más próximo puede responder a desórdenes sensoriomotores.
  • Problemas de alimentación: dificultad en aceptar nuevos alimentos, variar la dieta, buscar siempre alimentos crujientes o, por el contrario, de fácil masticación (blanditos y que se deshacen en la boca, por ejemplo) pueden ser señales de que su sistema sensorial debe de ser valorado para determinar si está alterado o no.
  • Problemas fecales: últimos estudios* revelan que el rechazo a ir al wc, la incontinencia o el estreñimiento pueden ser debidos a afectaciones sensoriales interorreceptivas (de dentro de nuestro cuerpo) y que, por tanto, pueden ser beneficiados de la terapia de integración sensorial.
  • * Sensory Integration Concerns in Children With Functional Defecation Disorders: A Scoping Review. / Isabelle Beaudry-Bellefeuille, Shelly J. Lane, Alison E. Lane. / The American Journal of Occupational Therapy, May/June 2019, Vol. 73, No. 3
  • Reacciones catastróficas: a veces no podemos entender cómo de un momento a otro puede chillar, gritar y salir corriendo, así como, quedarse paralizado o bloqueado ante situaciones aparentemente “normales”.
  • Fragilidad emocional: preguntar mucho por cómo está haciendo las cosas, llamadas de atención constantes, búsqueda y retirada de afecto de forma brusca o llamarse a sí mismo “bueno/a” o “malo/a” de forma reiterada puede indicar una autoestima pobre. Esto puede reflejar graves dificultades en el desempeño de sus actividades diarias. Algo puede estar pasando y merece la pena valorar si puede estar necesitando apoyo.

La evidencia de la terapia ocupacional basada en el enfoque de integración sensorial está ampliamente evidenciada en la población infantil, especialmente en autismo. Sin embargo, se están haciendo varios avances en la investigación en personas adultas que reflejan su eficacia tal y como vemos en la clínica.

¿Cómo es la terapia de Integración Sensorial?

Como especialidad de la terapia ocupacional, la integración sensorial está enfocada al juego o la actividad y, en todo momento, se busca a la participación activa puesto que, cuando el niño, niña o persona adulta está implicada en la tarea, es cuando se producen las conexiones neuronales adecuadas para generar los aprendizajes. 

Por ello, es tarea del terapeuta ocupacional guiar las sesiones basadas en sus motivaciones, intereses y al cumplimiento de los objetivos, siendo el TO un agente secundario y dándoles a ellos y ellas todo el protagonismo.